- A veces me preguntaba si veía las cosas igual que el resto del mundo.
- Después de aquello estuvo en mis sueños, casi todas las noches, pero siempre en la distancia, nunca a mi alcance.
- Ignoraba si en realidad había tenido elección alguna vez. Yo me había involucrado demasiado en el asunto.
- ¿Qué ocurriría si me pedía que me alejara de él? No podría mantener esa promesa.
-¿De verdad crees que te interesas por mi más que yo por ti?.
- Nunca olvides que soy más peligroso para ti de lo que soy para otra persona.
- Sabía que en cualquier momento él podría no contenerse y mi vida terminaría tan deprisa que ni siquiera me daría cuenta, aunque eso no me asustó. No podía pensar en nada, excepto en que él me tocaba.
- Era una forma muy dura de vivir: prohibiéndome recordar y aterrorizada por el olvido.
- Quizás algún día, dentro de unos años... me sentiría capaz de volver la vista atrás hacía esos pocos meses que siempre consideraría los mejores de mi vida.
- Había algo que tenía que buscar. Algo imposible e inalcanzable, aterrorizador y enajenador, pero estaba allí fuera, en alguna parte. Debía creer que era así.
- ¿Cómo podría luchar por defender las borrosas fronteras de nuestra relación cuando me lo pasaba tan bien en su compañía?
- Jamás habia tenido intención de quererle. Había una cosa que sabía a ciencia cierta, lo sabía en el fondo del estómago y en el tuétano de los huesos, lo sabía de la cabeza a los pies, lo sabía en la hondura de mi pecho vacío... El amor concede a los demás el poder de destruirte.
- Su nombre derribó todos los muros que yo había erigido para contenerlo.
- Me recordé a mi misma que el amor es irracional. Cuánto más quieres a alguien, menos lógica tiene todo.
- Era el paraíso, aunque estuviéramos en el mismo centro del infierno.
- Soy capaz de manejar las sombras, pero no de luchar contra un eclipse.